domingo, 8 de abril de 2012
El muchacho alzó la mano izquierda y le acarició la mejilla con los dedos, suavemente. ¿Cómo podía haber tanta dulzura en unas manos asesinas?
1 comentario:
Silina3
sábado, 14 abril, 2012
Voy a tener que leerme estos libros sí o sí.
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Voy a tener que leerme estos libros sí o sí.
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