sábado, 21 de agosto de 2010

Ella.

Noche clara, sin ti amarga. Noche lluviosa pero hermosa. Noche solitaria, noche tranquila. Dulce noche suicida.
Ella se sentía melancólica, perdida. Solo hallaba consuelo en la oscuridad que la cubría.
Esa noche Ella había sufrido una recaída, había olvidado la razón de su vida.
Partió de madrugada, sin prisa llegó a su destino. Miró al cielo con lágrimas en los ojos. Un último recuerdo, un último suspiro..., un último pensamiento:Lo siento; acompañado de una agridulce despedida.
-Noche clara, sin ti amarga. Noche lluviosa pero hermosa. Noche solitaria, noche tranquila. Dulce noche suicida-predicó con una leve sonrisa en su rostro.
Y decidida, decidió poner fin a su agonía. Armada de un valor sobrehumano, dedicó su muerte al viento, fiel testigo de su obcecación y sufrimiento.



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