Dime porqué miras con despecho
a la persona que comparte tu lecho.
Quien te acoge en su pecho
cuando no logras tocar techo.
¿A caso no te abrigó entre sus brazos
cada vez que te encontró sumida en tus propios abrazos?
¿No te curó de las heridas que otros te habían causado
y borró todo el mal del pasado?
Dime porqué lo desprecias
si es a ti misma a quien no aprecias.
Mira bien a quien te ama
porque es la fuente de tu calma.
No atormentes su alma
con acciones que no son dignas de una dama.
Deja a un lado la mala fama
y vuelve a rezar a los pies de la cama.
Ya que tú no eres una cualquiera
que se entregaría al primero que se lo pidiera.
Ignoro cual es tu verdadero problema
pero es la clave para resolver este dilema.
No hagas sufrir al hombre que te ama
solo porque la confusión te ama.
Manténla de tu esencia alejada,
no permitas que te deje enajenada.
No cometas una afrenta
causando una revuelta.
Sonríe como siempre haces
aunque tus gestos sean fugaces.
Susúrrale al oído
todo lo que, desde que lo conociste, has sentido.
Muéstrale todo tu cariño
con la espontaneidad de un niño.
Mantente fiel a su persona
y en la cama sé una leona.
Aleja a los interesados
que dicen haber sido apresados
por tu dulzura, franqueza y encanto
que ahora te causa tanto llanto.
Ya se que es difícil hacerse respetar
por aquellos que tu alma quieren inquietar.
No te disgustes si sufres,
pues todos acabarán bajo cruces.
Y es que los celos
a más de uno hacen tirarse de los pelos.
Contempla al hombre que te ama
y, que de tu persona, ha hecho su ama.
Hónrale cómo se merece
y mira como su amor crece.
Ese sentimiento que desmereces
es el que te pertenece.
Guárdalo bajo las apariencias
por la persona a quien aprecias.
Respeta las consideraciones que tiene contigo
a sabiendas de que para tu amor es un mendigo.
Quiérelo lo más que puedas,
Respétalo hasta que mueras.
Mira bien a quien te ama
porque es la fuente de tu calma.
No hagas sufrir al hombre que te ama
solo porque la confusión te llama.
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